La historia de Bodega Reserva de Los Andes cumplió ya más de un siglo y nos lleva en un viaje en el tiempo hasta el año 1882, cuando inmigrantes italianos fundan la antigua bodega Michel e implantan los primeros viñedos en el distrito de Rodríguez Peña, en el valle central de Mendoza, principal región de la provincia en la plantación de vides.
Fiel al origen de sus fundadores, todo en la antigua bodega Michel tenía sabor europeo. Desde sus inicios, el emprendimiento fue un buen augurio para Rodríguez Peña, ya que la bodega contaba con un generador inglés que le proporcionaba electricidad al pueblo.
La producción siguió creciendo en manos de diferentes familias durante las primeras décadas del siglo pasado, quienes preservaron el estilo arquitectónico de las instalaciones, que aún hoy se conserva a la sombra de paredes de ladrillos de barro, los cuales resultan un gran aislamiento térmico. Y ese mismo barro nos lleva a la tierra, donde la herencia que ha pasado de generación en generación fue el cuidado de nuestras viñas, hoy octogenarias, motivo de un orgullo tan profundo como sus raíces.
Y todos estos años de tradición vitivinícola fueron recientemente legados a Reserva de Los Andes, quienes tomamos este compromiso ampliando las instalaciones y la tecnología, dando comienzo a una nueva etapa de crecimiento, con una línea de embotellado de 4.000 b/h y una capacidad de almacenaje de más de 1.000.000 de litros en pequeñas piletas para poder optimizar los cortes de nuestros vinos.
Cumpliendo con los más altos estándares de elaboración y calidad, y sustentados en un plan continuo de inversiones en nuevas tecnologías de procesos de producción y fraccionamiento, Reserva de Los Andes simboliza hoy la voluntad de la inmigración, los dones de la naturaleza, el avance tecnológico y una proyección de futuro que no sería posible sin tan noble pasado y tan promisorio presente.
